Pero después de todo, no sabemos
si las cosas no son mejor así,
escasas a propósito… Quizá,
quizá tengan razón los días laborables.
J.Gil de Biedma
Tras las lluvias primaverales y los jardines florecidos, el verano asoma en forma de días largos, sol intenso, un aumento notable de compromisos festivos (bodas, bautizos, comuniones) y la promesa de un descanso que, todo aquel que tiene una actividad regular llama vacaciones.
Nos proyectamos en ellas antes de que sucedan, imaginamos cómo van a ser, cómo vamos a ser en ellas y sufrimos cuando terminan.
A continuación analizaremos algunos de los fenómenos que se producen (antes, durante y después) en torno a las vacaciones estivales y aportaremos algunas recomendaciones desde el punto de vista de la salud psicológica.
S.O.S: No me gusta mi cuerpo
El verano es tiempo de destape, inevitablemente. Éste hecho, que puede ser muy agradable para algunas personas, puede resultar temible para otras. Para todo aquel que no se siente cómodo con su cuerpo, la ropa ejerce psicológicamente un efecto “protector” ya que permite ocultar todo aquello que no se desea mostrar. El calor hace difícil vestirse de negro, llevar manga larga o pantalones largos. El verano pide tirantes, shorts, vestidos, nos invita a la playa, a la piscina, lugares públicos donde inevitablemente tenemos que mostrarnos y donde probablemente vamos a compararnos. Anticipando éste hecho empezamos a auto-observarnos y sentimos la urgencia de bajar de peso, aumentarlo o hacer ejercicio. Es decir, entendemos nuestro cuerpo como imagen y nos hacemos vulnerables a las dietas fraudulentas que prometen resultados rápidos y sin esfuerzo.
A tener en cuenta:
- No confundas lo que eres con la imagen que proyectas: tu cuerpo no es una fotografía ni un mero maniquí en el que lucen las prendas. Tú y tu cuerpo sois la misma cosa y por ello es tu responsabilidad cuidarlo y mantenerlo saludable.
- Si necesitas hacer cambios, enfócalos a largo plazo: tenemos que romper con la idea de que una dieta es un régimen temporal restrictivo porque estaremos deseando volver a lo de siempre al mínimo despiste. Díaita en griego significa “estilo de vida” y si tu estilo de vida es saludable permanentemente, ahí el efecto rebote no tiene cabida.
- Pide ayuda a un profesional: a veces sobrevaloramos lo que sabemos de alimentación saludable, hábitos deportivos o psique humana y la realidad es que vamos cargados de mitos alimentarios, conflictos irresueltos e intentos frustrados a nuestras espaldas. Una consulta a tiempo con un nutricionista, un entrenador o un psicólogo te puede orientar para el resto de tu vida, vale la pena invertir recursos en ello.
S.O.S : Problemas de pareja
La jornada laboral de 8 horas nos llena los días de quehaceres, dota de un orden a la vida y una distancia saludable entre las parejas. Marcan periodos de ausencia en los que se puede echar de menos al otro y dan menos espacio a que se produzcan conflictos. Pero llega el verano, las parejas se cuadran las vacaciones y ese tiempo extra juntos no resulta tan ideal como pensábamos. Con más contacto, es fácil que surjan tensiones acumuladas o se generen otras producto de nuevas situaciones que se dan paso. Ir de viaje puede resultar beneficioso ya que el cambiar de contexto puede modificar la dinámica de la relación pero también puede provocar nuevas situaciones de estrés.
A tener en cuenta:
- Afrontar y aprender de lo que surja: una buena actitud es estar atento a los conflictos que surjan y procurar entender de donde nacen, en vez de intentar controlar y evitar que se produzcan.
- Aprovecha para conocer mejor a tu pareja, dedica tiempo a conversar, a más íntimas sean éstas conversaciones, más os unirán.
- Dedícale un tiempo a las relaciones sexuales, aprovecha para experimentar o para alargar los momentos de intimidad sexual.
- Planifica actividades que os gusten a los dos, ya que si uno de los dos está realizando una actividad al margen de su voluntad, tarde o temprano se lo hará saber al otro en forma de conflicto.
- Deja margen para que podáis hacer actividades individuales si así lo deseáis.
S.O.S: La vuelta al trabajo
El síndrome post-vacacional es un conjunto de síntomas que sólo puede padecer aquel que tiene trabajo y que se produce por efecto del contraste entre un periodo de ocio y la vuelta a la rutina. Dicen los aquejados que pueden experimentar síntomas físicos como cansancio, fatiga, falta de sueño, dolores musculares, falta de apetito o de concentración y psíquicos como tristeza, irritabilidad, falta de interés o nerviosismo.
Si nos quedamos en los síntomas, la solución que surge en primera instancia son los psicofármacos, pero si ahondamos un poco en las causas podemos encontrar otro tipo de respuestas. Estamos acostumbrados a separar el “ocio” del “negocio” y a vivir de forma excluyente el placer y el deber. Y lo que digo siempre a mis pacientes, “nadie desea escapar de un lugar en el que se siente libre”. ¿Te sientes atrapado?
A tener en cuenta:
- Si has viajado, planifica la vuelta unos días antes de incorporarte al trabajo para que puedas adaptarte progresivamente y no de forma brusca.
- Piensa si tu trabajo realmente te motiva o se está dando alguna situación que te provoca rechazo.
- Piensa si en tu día a día hay espacio para la diversión y el disfrute o si por el contrario vives tus responsabilidades completamente separadas de tus ilusiones. Si vives de forma disociada, tu trabajo te hará sentir enajenado.
Elia Quiñones
Psicóloga, terapeuta de pareja
Experta en T.D.M
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