VIAJAR CON SENTIDO

Revista Vida Estética

A los libros les pedimos dos cosas;

que nos expliquen el mundo tal y como es,

que nos alejen del mundo tal y como es.

Antonio Muñoz Molina

     El concepto de sentido es curioso, tiene tres sentidos; motivación, dirección y sensación. Pero ¿por qué viajamos? ¿para qué? ¿hacia donde?. A veces la necesidad urgente de escapar de la cotidianidad y la inmediatez de la huida, no nos permiten hacernos estas preguntas, por muy básicas que parezcan. A veces caemos en la trampa del mimetismo (viajo porque todo el mundo lo hace), del exhibicionismo en las redes sociales (viajo para que todo el mundo me vea) o del consumismo compulsivo. Te planteo algunas reflexiones que te pueden servir para evitar que tus vacaciones acaben con tu móvil lleno de fotografías pero con la sensación de haber vivido una experiencia vacía.

Permítete no hacerlo

Viajar se ha convertido en el imperativo de nuestros tiempos hipermodernos. La sociedad de consumo fabrica todo tipo de paquetes turísticos y podemos hacer lo que era impensable para nuestros abuelos, hasta cambiar de continente en un vuelo low cost. Con tantas facilidades, no hay excusa, hay que viajar sí o sí y al que no viaja se le presupone una fobia, rigidez mental o un pensamiento retrógrado. Se ha pasado de preguntar ¿te vas? a directamente preguntar ¿a dónde vas?, presuponiendo que la escapada está más que planificada a primeros de junio.

Pero si realmente no encuentras una motivación de peso para viajar, quizá es mejor que te lo  pienses dos veces, por mucho que tu entorno te presione. Estos son algunos casos en los que sería bueno plantearse el estado de sitio:

Cuando realmente lo que quieres es descansar y para ello no necesitas cambiar de escenario.

Cuando tus acompañantes no están teniendo en cuenta tus necesidades, preferencias o condiciones.

Cuando el destino a visitar no te interesa lo más mínimo.

Cuando la sola idea de marcharte te provoca más agobio que ilusión.

Intenta entender el lugar al que vas

¿Vas a Tailandia porque es el destino de moda?,¿porque la gente dice que está bien?,¿porque has encontrado una oferta? Muchas veces lo único que acabamos sabiendo sobre un país es lo que aparece en la guía de turno. Mi recomendación es que te informes más allá de lo práctico. Más allá de cómo desplazarte por la zona, de los cambios de moneda y de los hitos turísticos imprescindibles, por qué no leer un poco de historia del país o de las costumbres de la gente o de cuales son sus preocupaciones actuales. Éste esfuerzo comprensivo hace que nuestro interés por el lugar aumente y que nuestro comportamiento sea mucho más respetuoso y responsable.

Planifícate, pero no te hagas esclavo de tu planning

Somos maximizadores. Queremos ver “todo lo que hay por ver” y seguimos al pie de la letra el itinerario canónico que aparece en las guías. También queremos estar en el mejor de los sitios posibles y lo que es suficientemente bueno no nos satisface. En este caso la pregunta pertinente sería ¿quieres ver a más cosas mejor, o quieres ver mejor las cosas?

El cerebro tiene una capacidad limitada para asimilar información. Pararse un buen rato en una plaza y observar a la gente de una determinada ciudad, puede darnos más datos que visitar tres museos en la misma mañana.

La obsesión planificadora suele provocar otro efecto, la anticipación. La persona siempre va un paso por delante de lo que está viviendo u observando, está en un lugar pero está sistemáticamente pensando en lo que va a acontecer después. Conclusión, mientras pensamos en lo que vendrá, no vemos lo que tenemos delante.

Desconecta del móvil, haz amigos reales

Quizá no nos hemos parado a pensar en lo contradictorio que resulta “querer desconectar” y llevar un móvil adherido a la palma de la mano. Vivimos en una confusión fundamental y es que el número de conexiones no es equivalente al número de relaciones, de vínculos, de lazos afectivos que tenemos.

Por otro lado el teléfono móvil, como fuente inagotable de estimulación, a parte de dificultar nuestro descanso nocturno, nos impide experimentar algo que es importantísimo para la toma de contacto contigo mismo, el aburrimiento. ¿Desde cuando no te aburres?

Eso que ves no es una foto, es un paisaje

Esta frase sería mi respuesta a la exclamación que escuché de una señora ante la espectacular puesta de sol de Santorini, la isla griega, ¡qué foto tan bonita!

Desde que a alguien se le ocurrió incorporar cámaras estupendas en los teléfonos móviles ya no vivimos en el mundo, sino en un museo fotográfico donde todo debe quedar archivado. Ahora el posar ya no es cosa de modelos profesionales, todos sabemos. Y ante cualquier circunstancia, persona u objeto que nos llame la atención, tenemos el móvil cargado y dispuesto a disparar. Para terminar voy a lanzar una pregunta de ciencia ficción: ¿Qué pasaría si hiciéramos un viaje sabiendo que no podremos registrar ni una sola imagen?

Elia Quiñones

Psicóloga, terapeuta de pareja

Experta en T.D.M

Posted on mayo 2, 2017 in Psicología, Vida Estética

Share the Story

About the Author

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to Top